Porque cuando algo cambia por dentro, lo de afuera también se nota.
Y cuando lo de afuera te representa, lo de adentro se enciende todavía más.
💭 El cambio no empieza en el espejo. Empieza mucho antes.
Hay momentos en los que algo adentro se empieza a mover.
No sabés bien cómo explicarlo, pero lo sentís.
Una necesidad de estar mejor, de sentirte más vos.
De dejar de esforzarte por encajar y empezar a habitarte con más libertad.
A veces ese proceso es lento.
A veces es confuso.
Pero tiene algo en común en todas: el deseo de sentirse bien desde un lugar real, no impuesto.
Y ahí, en ese tránsito interno, la ropa puede ser una aliada o una barrera.
🧥 ¿Cuántas veces te pusiste algo que no te representaba?
Tal vez se veía bien “desde afuera”.
Pero vos no te sentías cómoda.
Te ajustaba, te marcaba, te exigía algo que no sos.
Y así como una prenda puede acompañarte, también puede hacerte dudar, achicarte, desconectarte.
Porque lo que llevamos puesto también habla.
Y cuando no coincide con lo que somos o con lo que estamos atravesando, se nota.
🌈 Pero cuando coincidís con lo que llevás puesto… algo se transforma
No es solo un conjunto.
Es una afirmación. Una decisión.
Una manera de decir: “Así como estoy hoy, está bien.”
La ropa puede ser un espejo, un contenedor, una chispa.
Un recurso que nos potencia cuando estamos listas para mostrarnos tal como somos.
Y en ese camino —que no es lineal ni mágico, pero sí posible—
el diseño también puede ser una herramienta de cuidado.
Por eso en Lolo Duit pensamos las prendas no para disfrazarte de lo que “deberías” ser,
sino para ayudarte a expresar quién sos… en cada etapa.
💛 La transformación real es de adentro hacia afuera. Pero lo de afuera también ayuda.
No estás obligada a vestirte “para gustar”.
Tampoco tenés que esconderte.
Podés elegir con conciencia.
Podés vestirte para sentirte bien, para acompañarte, para disfrutar.
Podés usar el color como una forma de energía.
Y las formas, como una forma de abrazo.
Porque cuando te tratás con amor, lo que te ponés también cambia.
Y cuando eso pasa, no hay espejo que no lo note.
Ojalá este texto te recuerde que estás en camino.
Y que ese camino también se puede recorrer con belleza, comodidad y libertad.
— Lore